lunes, 20 de abril de 2009

Maestros instantáneos


Por Yoani Sánchez (www.desdecuba.com/generaciony)


Entre los amigos de mi hijo hay uno especialmente apático, que está a punto de terminar la secundaria básica. Le importan poco los libros y para sus padres ha sido un dolor de cabeza lograr que llegue hasta noveno grado. Hace una semana me enteré que se apuntó para hacer una carrera pedagógica. Pensé que me hablaban de otro muchacho porque, al menos el que conozco bien, carece de toda vocación o aptitud para pararse frente a un aula. Cuando quise conocer sus motivaciones, me aclaró mis dudas al explicarme: “Me voy para el pedagógico porque se estudia en la ciudad y no me quiero becar en el campo”.
Un porcentaje muy elevado de los que seleccionan una especialidad pedagógica -me atrevería a aventurar que casi todos- lo hacen porque no les queda otra opción. Son esos estudiantes que por sus malas calificaciones no pueden aspirar a una especialidad informática o a un pre universitario de ciencias exactas. En menos de tres años de formación, están parados junto a una pizarra con alumnos a los que apenas superan en edad. Sin estos “maestros instantáneos” las aulas se quedarían vacías de profesores, pues los míseros salarios han generado un éxodo hacía sectores mejor remunerados.
Me asusta pensar en los jóvenes que se formarán bajo el marcado desinterés y la poca formación de este muchacho que conozco. Tengo terror de ver llegar a mis nietos diciéndome que “la estrella de la bandera cubana tiene cinco puntas, porque representa a los agentes cubanos presos en cárceles norteamericanas”, o que “Madagascar es una isla en América del Sur”. No exagero, anécdotas como esas tenemos un motón los padres con niños formados por maestros emergentes. Si tan noble profesión sigue siendo ocupada por los que menos se esfuerzan, bien mal será el nivel educativo de las generaciones que vienen. Ya un profesor se lo confesó a mi hijo y a sus colegas, cuando comenzaban el séptimo grado: “Estudien mucho para que no les pase como a mí, que tuve que terminar siendo maestro por mis malas notas”.


Realmente esta información es terrible, pensar en la formación que reciben los pequeños que a la vuelta de la esquina serán el presente de toda una nación. En México por desgracia no cantamos tan mal esta misma canción, por lo menos en ciertos estados donde la educación no es importante, o por lo menos lo es menos que el poder político, las prebendas sindicales, grupales y personales. En nuestro país los alumnos rechazados por sus malas notas y hasta por su pésima conducta tienen su futuro asegurado como Senadores y Diputados de los diferentes partidos, y en honor a la verdad en unos más que en otros.
En Cuba no es fácil hablar libremente, ni tampoco saber quien habla con la verdad, o con su verdad, o con la verdad que los turistas deseamos escuchar. Se encuentran tan extraordinariamente condicionados, que en un 98% de las opiniones de política interna y externa que vierten son las que escuché en la TV o en el Radio de Cuba. En México todavía gozamos de la libertad de opinión pero por desgracia algunos sectores lo llevan al Libertinaje, el odio y resentimiento de no poder ganar, los ha hecho buscar a como de lugar el fracaso del gobernante en turno, sin querer aceptar que si fracasa el gobierno fracasa el pueblo, no solo su gobernante y solo ganan adeptos llenos de odio y rencor que jamás darán nada por la mejoría de un país, solo lucraran para si mismos sin importar todo lo demás. Esto es el resultado de una deficiente educación que se tiene y que se da, no importa si se trata de la Conchinchina, Cuba o México.

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